miércoles, 14 de diciembre de 2011

ASCO


Hoy don Jesús Vázquez Abad, Conselleiro de Educación e Ordenación Universitaria, nos ha felicitado las fiestas con esta tarjeta...

...ya sé que es un acto formal, y como tal despojado de significado real, que se hace todos los años, pero es que después del trato que nos ha dado -y nos sigue dando- a los profesores, es un insulto que se ande con estas tonterías...

...hasta los cojones, señor Conselleiro...

sábado, 5 de noviembre de 2011

La supuesta "generación mejor preparada de la historia de España"


El señor Julián Casanovas, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza, comenta -entre otras cosas- el tópico de que "nunca ha habido una generación tan bien formada como los jóvenes en la actualidad" en su artículo en el diario El País del día 15 de Septiembre del 2011.

Me limito a extraer el párrafo que me parece más interesante, y pongo al final el enlace al artículo completo:

"Ese tópico, un lugar común bastante generalizado también en los medios de comunicación, en las tertulias y en la calle, es el resultado, por un lado, de la confusión entre preparación profesional, aunque sea chapucera, y formación; y por otro, de un desconocimiento agudo y preocupante de lo que significa la educación.

Una persona educada debe ser capaz de pensar y escribir con claridad, comunicar con precisión y pensar críticamente, algo que debería ser un requisito imprescindible para los estudiantes universitarios. No hace falta conocer mucho las universidades españolas ni ser un especialista en educación para comprobar lo lejos que estamos de esa primera y fundamental premisa".

El enlace al artículo es:

http://www.elpais.com/articulo/opinion/valor/educacion/elpepiopi/20110915elpepiopi_5/Tes

...hasta los cojones...


martes, 11 de octubre de 2011

domingo, 9 de octubre de 2011

Xunta de Galicia, Consellería de Recortes



...hasta los cojones...

viernes, 23 de septiembre de 2011

viernes, 12 de agosto de 2011

¿Me está escuchando, profesor?


Estos días estoy acabando de leer el libro escrito por Jerome Groopman titulado "¿Me está escuchando, doctor? Un viaje por la mente de los médicos" (How Doctors Think, en el original en inglés).

Y ya en la introducción plantea un problema que me ha resultado muy familiar. Transcribo un breve extracto:

"Para establecer una estructura más organizada, se enseña a los estudiantes de medicina y a los residentes a seguir unos algoritmos preestablecidos y a poner en práctica unas directrices en forma de árboles de decisión.

(...) Las compañías de seguros lo encuentran especialmente atractivo para decidir si aprueban o no el uso de ciertas pruebas diagnósticas y tratamientos.

(...) El tronco del árbol de la decisión clínica es un síntoma importante, o un resultado de laboratorio de un paciente, contenido dentro de un recuadro. Del primer recuadro salen flechas hacia otros recuadros. Por ejemplo, un síntoma común como “dolor de garganta” iniciaría el algoritmo, seguido de una serie de ramas con preguntas de “sí” o “no” sobre síntomas asociados.

(...) En última instancia, siguiendo las ramas hasta el final, deberíamos llegar al diagnóstico correcto y al tratamiento.

(...) Los algoritmos clínicos pueden ser útiles para diagnósticos y tratamientos corrientes, por ejemplo, distinguir la infección de garganta por estreptococos de la faringitis viral. Sin embargo, se desmoronan rápidamente cuando un médico necesita pensar más allá de los recuadros, cuando los síntomas son vagos, o múltiples y confusos, o cuando los resultados de las pruebas son inexactos.

(...) En esos casos –aquellos donde más falta hace un médico con capacidad de discernimiento- los algoritmos impiden a los médicos pensar con independencia y creatividad. En lugar de expandir el pensamiento de un médico, acaban por limitarlo.

(...) De la misma manera, existe un movimiento para basar todas las decisiones de tratamiento estrictamente en los datos demostrados con la estadística.

(...) Cada mañana, al empezar la ronda, observaba cómo los estudiantes y residentes miraban sus algoritmos y después invocaban las estadísticas de los últimos estudios. Concluí que la siguiente generación de médicos estaba siendo condicionada para funcionar como un ordenador bien programado que opera dentro de un marco binario estricto".

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Hasta aquí la cita del libro.

¿Así que a los médicos también los quieren hacer funcionar como ordenadores que sólo saben pensar "sí" o "no"?

Cualquier persona que haya formado parte del sistema educativo en los últimos años habrá tenido la experiencia de encontrarse con inacabables formularios, documentos, programaciones, modelos de programaciones, memorias, informes, etc., que funcionan de esta manera. De tal forma que pareciese que lo importante del trabajo del profesor ya no es el apredizaje del alumno concreto, sino un cúmulo de formalidades inútiles.

Como ejemplo en primera persona: este curso pasado el servicio de inspección nos devolvió las programaciones de los departamentos de mi centro de trabajo con un guión para corregirlas -por supuesto, consistente en una lista de "indicadores", cada uno de los cuales tenía a su derecha un "" o un "no" para indicar si la programación cumplía con ese "indicador".

Y varios de los guiones de corrección enviados por el servicio de inspección comenzaban con las frases: "Emplea terminología pre-LOE. No confundir programación didáctica de departamento con programación de nivel, programación de curso y programación de aula"...

...hasta los cojones...


lunes, 11 de abril de 2011

No tengo palabras, sólo lágrimas de emoción... ¡que lo canonicen ya, por Dios!


Acabo de leer el texto de un compañero profesor de secundaria sobre su trabajo con los alumnos del PCPI... ¡mierda, me había propuesto no utilizar más el lenguaje de los pedabobos!...


Aquí está el enlace al pdf en la red:

http://www.educacion.es/cesces/revista/n15-martin-barranco.pdf

¿Qué puede llevar a alguien a escribir algo así?

Se me ocurre que puede estar tratando de convencerse -vía convencernos a nosotros- de que aunque este curso le tocó dar clase en el PCPI, en realidad no está tan mal, y no es un "pringao" por ello.

O puede ser que tenga alguno de los síndromes para los que tanto disfrutan los psicólogos inventando nombres...


¿quizás Síndrome de Salvador?... me he encontrado con esto en la red:

http://www.youtube.com/watch?v=twe-N8sG-pE

De todas formas a mí en definitiva me parece que, tal como digo en en título de la entrada, lo que quiere este profesor es ser canonizado, porque... ¿cómo no va a ser una persona maravillosa aquella que encuentra encantadores a los alumnos del PCPI?

...hasta los cojones...

domingo, 10 de abril de 2011

Forges, Vicente Verdú y Fernando Savater

El 30 de marzo pasado apareció esta viñeta de Forges en el diario El País:



Un día después Vicente Verdú publicó un artículo en el mismo diario titulado Forges en las aulas.


http://www.elpais.com/solotexto/articulo.html?xref=20110331elpepicul_3&type=Tes&anchor=elpepicul


Hoy domingo 10 de abril, Fernando Savater ha publicado un artículo en referencia al del señor Verdú, titulado Antiguos y Modernos.

http://www.elpais.com/solotexto/articulo.html?xref=20110405elpepicul_4&type=Tes&anchor=elpepicul



Les recomiendo desde aquí la lectura de ambos.

Yo desde luego estoy de acuerdo con el señor Savater y no con el señor Verdú.

Extraigo el último párrafo del artículo de Savater:

"Aun reconociendo fundadas algunas de las advertencias de Verdú contra excesos de tradicionalismo, comparto la posición de Llovet.

Desligar la teoría de la práctica en el conocimiento es no entender ni una ni otra. Y también es erróneo suponer que se estudia a los maestros del pasado porque se cree ciegamente que tienen todas las respuestas: no, lo que plantean son precisamente las buenas preguntas. Es imposible entender a nuestros contemporáneos si se ignoran las inquietudes de las que son herederos.

Educar es situar las mentes jóvenes en un camino intelectual, no brindarles el catálogo de últimas novedades. Como dice Ramón Andrés en uno de sus aforismos de Los extremos (Lumen): "
Educar el ahora, no transigir a él".

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Y al respecto me resultan muy significativas dos cuestiones sobre el señor Verdú:


1-es doctor en Ciencias Sociales (recordemos que la LOGSE fue diseñada fundamentalmente por sociólogos y psicólogos)

2-no es profesor, o sea que no tiene una experiencia directa "de aula" (como los que diseñaron la LOGSE, una vez más)


...hasta los cojones...

sábado, 2 de abril de 2011

Moreno Castillo: ¿Es la pedagogía una ciencia?



Extraordinario texto de Ricardo Moreno Castillo.

Los que ya han leído a este autor tendrán una idea tanto de su enfoque, con el que estoy totalmente de acuerdo, como de la calidad de su argumentación:

http://www.forodeeducacion.com/numero11/006.pdf

...hasta los cojones...

sábado, 12 de febrero de 2011

Romance de la Evaluación


Un compañero de trabajo me ha dado a conocer este texto. No es que este tipo de rimas sean mucho de mi agrado, pero aparte de la broma literaria, el caso es que toda persona que haya estado alguna vez en alguna evaluación de la ESO podrá dar testimonio de que la escena que se representa aquí es totalmente verídica.


Y aprovecho para decir, una vez más, que en vez de a la orientadora -y demás fauna pedagógica-, a quien echo la culpa de este desastre es a nosotros, los profesores, que sí nos damos cuenta de que algo no funciona y sin embargo dejamos hacer.

La sesión de evaluación
dispuesta a empezar estaba
el tutor que era de Lengua,
dijo que todos callaran
y pidió a la Orientadora
que, por favor, se sentara.

La Orientadora, psicóloga,
tiene en propiedad su plaza
desde que la LOGSE impera
en los Centros de Enseñanza.
Sabe al dedillo la Ley,
habla la jerga bárbara
de los psicopedagogos
y de la fauna logsiana.

Comienza la evaluación,
las notas así se cantan:
Iván Peláez Borrego.
Con este mozo, ¿qué pasa?
A éste le quedan seis.
Titulación denegada.

Pero habló la Orientadora,
y de esta manera hablaba:

“No nos permite la LOGSE
hacer tan gran canallada
si algún alumno o alumna
no superase algún área
siendo con insuficiente
evaluado o evaluada
debe discutirse aquí
si es persona preparada
si domina las destrezas
los objetivos de etapa
si se ajustan los diseños
si se dan las circunstancias
si se hizo adaptación
al chaval o a la chavala
si de los procedimientos
se llevó relación clara
y si de las actitudes
quedó notoria constancia.
¿Detectáronse a tiempo
todas esas problemáticas?
¿Se hicieron formularios,
programaciones de aula?
¿Motivósele al efecto con
estrategia adecuada?
¿Hizose por el tutor
en la clase un sociograma?”

Muchos de los profesores
se miran, piensan y callan.
Hizose largo silencio,
ni una mosca se escuchaba.
Y luego el de Historia habló.
Bien oiréis lo que hablaba:
“¡Pero si este mozalbete
las más de las veces falta.
Y cuando viene, molesta,
grita, juega, se levanta;
no atiende al profesor,
ni estudia ni trabaja;
no se está quieto un momento,
de los profesores pasa,
es deslenguado soez,
torpe, necio y tarambana.
¿Cómo darle el mismo título
que al que se aplica y se afana
y saca muy buenas notas
y cumple normas y pautas?
Sería inicua injusticia,
sería indecente práctica,
sería de los calzones
hacerse la gran bajada.”

Los profesores se miran
y, con voz amortiguada,
se comentan a la oreja
las cosas que allí se tratan.
Los más parecen de acuerdo,
otros niegan y rechazan.

“¡Como podéis decir eso!”
Y la Orientadora exclama:
“¡No queréis tener en cuenta
la normativa aprobada!
¿Te has leído el plan de Centro?
¿Has repasado las páginas
de los valiosos Diseños
Curriculares de Etapa?
¿Practicas la evaluación
continua y bien adaptada?
¿No aplicas en tu clase
la enseñanza igualitaria?
Si el muchacho no te atiende,
será porque usas la práctica
de la lección magistral,
que es retrógrada y nefasta.
Debes dar motivación
y educación y enseñanza,
descender de la tarima,
que es plataforma tiránica;
debes ser más solidario
con chavales y chavalas,
darles menos contenidos
que no hacen mucha falta
y mirar sus intereses,
captar bien su idiosincrasia
y educar en valores
de sociedad democrática;
ser más tolerante y lúdico,
ser con ellos camaradas
y mostrarte comprensivo
en cada unidad didáctica.”

“Pero, aprobando a éste,
¿quién el título no alcanza?
Veremos el próximo curso
cómo vienen a las aulas
y cursar Bachillerato
así, por toda la jeta
un montón de analfabetos,
inútiles, vagos y caras.
Mozalbetes ignorantes
e iletradas muchachas
que no hacen ni la O
con un canuto de caña.”

Subieron las discusiones
arreciaron las palabras
se esgrimieron circulares
leyes, fueros y ordenanzas.
Hablose allí de principios,
de posturas reaccionarias
de los derechos humanos
y falta de democracia.
De lo divino y lo humano
todo el mundo allí hablaba.
Llevaban así tres horas
y el personal se cansaba,
hasta que un profesor dijo:

“A ver cuántas le quedaban
al mozo que, por el titulo,
la disputa originara.”
“Quedábanle seis”, responden.
“Pues yo, que doy Matemáticas,
que las tiene muy suspensas,
ahora están aprobadas
y solo cinco le quedan.”
Y la de Francés que estaba
mohina y entristecida,
a punto de echar las lágrimas,
dijo con voz melancólica,
mortecina y apagada:
“Ponle aprobado en Francés.”
“Que apruebe también la Plástica.”
(Sonó la voz del artista,
que tenia enormes ganas
de acabar las discusiones
e irse a pintar a casa).
“Pues yo, para no ser menos,
le apruebo Cultura Clásica.”

Y aprueba que te aprueba,
el typex se chorreaba,
sumergiendo los suspensos
bajo una patina blanca.

El tutor, los suficientes
prestamente rotulaba:
“Iván Peláez Borrego:
¡Quédanle dos, luego pasa!”


...hasta los cojones...

miércoles, 19 de enero de 2011

¿Qué hijos le vamos a dejar a este mundo?


De un artículo de Leopoldo Abadía (Zaragoza, 1933), enviado por un compañero de trabajo a mi correo electrónico.

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"En muchas de mis conferencias se levantaba una señora (esto es pregunta de señoras) y decía esa frase que me a mí me hace tanta gracia: "¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?"

Yo suelo tener una contestación, de la que cada vez estoy más convencido: "¡¿y a mí, qué me importa?!"

Mis padres fueron un modelo para mí. Se preocuparon mucho por mis cosas, me animaron a estudiar fuera de casa (cosa fundamental, de la que hablaré otro día, que te ayuda a quitarte la boina y a descubrir que hay otros mundos fuera de tu pueblo, de tu calle y de tu piso), se volcaron para que fuera feliz. Y me exigieron mucho.

Pero ¿qué mundo me dejaron? Pues mirad, me dejaron:


1. La guerra civil española
2. La segunda guerra mundial
3. Las dos bombas atómicas
4. Corea
5. Vietnam
6. Los Balcanes
7. Afganistán
8. Irak
9. Internet
10. La globalización

Y no sigo, porque ésta es la lista que me ha salido de un tirón, sin pensar. Si pienso un poco, escribo un libro.


¿Vosotros creéis que mis padres pensaban en el mundo que me iban a dejar? ¡Si no se lo podían imaginar!


Lo que sí hicieron fue algo que nunca les agradeceré bastante: intentar darme una muy buena formación. Si no la adquirí, fue culpa mía.


Por tanto, menos preocuparse por los hijos y más darles una buena formación:

que sepan distinguir el bien del mal,
que no digan que todo vale,
que piensen en los demás,
que sean generosos. . . .

Al acabar una conferencia la semana pasada, se me acercó una señora joven con dos hijos pequeños. Como también aquel día me habían preguntado lo del mundo que les vamos a dejar a nuestros hijos, ella me dijo que le preocupaba mucho qué hijos íbamos a dejar a este mundo.

A la señora joven le sobraba sabiduría, y me hizo pensar. Y volví a darme cuenta de la importancia de los padres. Porque es fácil eso de pensar en el mundo, en el futuro, en lo mal que está todo, pero mientras los padres no se den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen bien, la responsabilidad es un 97% suya y si salen mal, también, no arreglaremos las cosas.

Y el Gobierno y las Autonomías se agotarán haciendo Planes de Educación, quitando la asignatura de Filosofía y volviéndola a poner, añadiendo la asignatura de Historia de mi pueblo (por aquello de pensar en grande) o quitándola, diciendo que hay que saber inglés y todas estas cosas.

Pero lo fundamental es lo otro: los padres.

Ya sé que todos tienen mucho trabajo,
que las cosas ya no son como antes,
que el padre y la madre llegan cansados a casa,
que mientras llegan, los hijos ven la tele basura,
que lo de la libertad es lo que se lleva,

que la autoridad de los padres es cosa del siglo pasado.

Lo sé todo. TODO. Pero no vaya a ser que como lo sabemos todo, no hagamos NADA.

P. D .
1. No he hablado de los nietos, porque para eso tienen a sus padres.
2. Yo, con mis nietos, a merendar y a decir tonterías y a reírnos, y a contarles las notas que sacaba su padre cuando era pequeño.
3. Y así, además de divertirme, quizá también ayudo a formarles".

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Y hasta aquí, el extracto del artículo de Abadía.

...hasta los cojones...

Enseñanzas pedagógicas: Recurrir al diálogo en vez de a la autoridad



Esto es lo que pasaría si alguno de esos teóricos de la educación que no han salido en su vida de un despacho se encontrase con la realidad de un aula, tras haberse estudiado todas las programaciones y unidades didácticas del mundo, y haber asimilado todas las enseñanzas de la pedagogía moderna sobre "pactar con los alumnos", "aprender a escuchar", "recurrir al diálogo en vez de a la autoridad", etc.

(como siempre, muchas gracias a los compañeros que me envían todo este material).

...hasta los cojones...